Entrevista en El País a Xavier Rodríguez, abogado penalista en Aequo Advocats
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Xavier Rodríguez prefiere defender antes que atacar. “Me satisface más conseguir una absolución que una sentencia condenatoria”. Tal vez sean reminiscencias inconscientes de su etapa como portero de fútbol en equipos con solera de la ribera del Besòs, donde nació: el Sant Gabriel, el Trajana, el Llefià. O tal vez, por el placer que produce derrotar a quien sabes más poderoso que tú. “Cuando ejerces la defensa, estás solo contra el Estado y las otras acusaciones, que te intentan condenar. Eso tiene su dificultad, es un reto”.
Rodríguez lleva algo más de dos años ejerciendo como abogado penalista. En la trinchera. Pateando juzgados, reuniéndose a todas horas y asesorando a clientes de todo pelaje. Cada día, se “disfraza” con el traje y la corbata, que esto de los tribunales es cosa seria y hay quien se puede molestar. Los abogados jóvenes no han logrado romper con ese código de vestimenta. “Es que los jueces tienen reglas muy marcadas. Y si te ven con camiseta y encima tan joven, preguntan, ¿y este quién es?”
La juventud —tiene 27 años— es un arma de doble filo en el ejercicio del derecho. “Los jueces no te desprecian por ello, creo que incluso te escuchan más. Eso es bueno, pero solo si lo haces bien”, dice Rodríguez desde la sala noble del despacho de Aequo Advocats, en los Jardinets de Gràcia, adonde aterrizó en febrero de 2015, recién licenciado. Llegó con toda la teoría en la cabeza, pero sin práctica. “Es otro mundo. Has de ir a los juzgados, hablar con los fiscales, trazar estrategias…”
Fuente: diario El País, 31-08-2018